Hay muchos temas que tocar cuando se está en la necesidad de formar a personas para hacerse cargo de la enseñanza de un grupo. He decidido comenzar por el maestro porque considero que es quien marca la dirección y decide los métodos a usar. Él es quien habitualmente describe los objetivos y las estrategias.
Sin embargo, antes de comenzar con la capacitación en sí, me gustaría hacer una reflexión de la razón por la cual estás al frente de un grupo. Hay muchas motivaciones que te empujan a realizar las cosas: promoción personal, amor a Dios, orgullo, o sentido de compromiso con la iglesia o entidad son algunas de ellas. La Biblia dice que todas nuestras obras van a ser probadas y con ellas las intenciones (1ª Cor.3:1-4:5).
Cuando estamos inmersos en actividades, programas o proyectos, tendemos a olvidar por qué estamos dedicando nuestras vidas a ello. Sobre todo, cuando nos sentimos agobiados y con ganas de abandonar. Por esta razón, es aconsejable que estés seguro que es Dios quien te ha llamado a hacer lo que haces: por amor a su pueblo, por amor a ti, por amor a la sociedad.
Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. (1ª Ts. 5:24)
El llamado de Dios produce paz
El caminar en la voluntad de Dios trae paz y gozo. A veces, nos sentimos inquietos. Cambiamos de actividad como de chaqueta. No acabamos lo que empezamos. Parece que nada de lo que hacemos nos satisface. ¿Quizás es porque no estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos?
Dios es sabio y nos conoce aún mejor que a nosotros mismo. Nos ha diseñado. Sabe cuáles son nuestros talentos y con qué disfrutamos más. Merece la pena seguir sus directrices en nuestras vidas. El fruto del Espíritu inundará nuestros corazones con “esa paz que el mundo no da”.
El llamado de Dios trae seguridad
Si es Dios quien te ha llamado a hacer lo que estás haciendo, también es responsabilidad de Él proveer los recursos para hacerlo; así como dar los frutos (visibles o no). Eso trae descanso a nuestras vidas.
En este caso, tu papel es obedecer lo que Él pide. Orar por tu grupo. Mostrarles la verdad que necesitan escuchar. Qué descanso saber que cualquier otra cosa es cosa suya.
El llamado de Dios te mantiene firme
Cuando las circunstancias se ponen difíciles y el camino se complica, ayuda recordar quién te ha llevado allí. Dios te ama y quiere lo mejor para ti. Descansar en sus promesas mantiene tu corazón firme independientemente de lo que te rodee.
Él es quien sostiene tu vida. Nuestra ancla.
No importa si has llegado a ese punto por la razón que sea:
- Respondiendo a una petición de tu pastor.
- Reaccionando a una necesidad que has visto.
- Obedeciendo a un claro impulso del Espíritu Santo.
En ese momento, estás ahí. Descansa en el llamado de Dios para tu vida.
¿Y ahora qué?
- Pide a Dios que te confirme el llamado de Dios para tu vida. Si todavía no lo has hallado, pidele que te lo muestre. Si ya lo estás llevando a cabo, pide que te fortalezca.
- Cuenta en los comentarios cómo te llamó Dios.
- Comparte con el resto de tu equipo sobre la realidad del llamado de Dios en sus vidas.
- Y te agradezco si te gusta y le das a “like” debajo de esta entrada o lo compartes en las RRSS para que más gente pueda conocer este blog y pueda ser bendecida con todas nuestras aportaciones.
Imagen cortesía de unclelckt en Pixabay.