Esta es la última lección de Lecciones en Familia por esta etapa. Dentro de poco, nos podremos empezar a reunir, estáis saliendo más y esperamos que vuestros padres sigan pasando un montón de tiempo con vosotros. Deseamos que hayáis pasado un buen tiempo y sobre todo, que hayáis conocido más y más de Dios y de su amor por vosotros.
Como todas las semanas, vamos a comenzar con una canción para alabar a Dios. Aunque no vayamos a presentar más este tiempo por ahora, no significa que tengas que dejar de bailar para Dios. A lo largo de las semanas, os hemos enseñado varios canales con canciones y coreografías con las que puedas alabar y adorar a Dios. Míralas cuando quieras. Él se lo merece. Él es el mejor. Hoy vamos a bailar con la canción: «El perdón«.
Introducción
Ya estamos al final de la historia de José. La semana pasada vimos cómo por fin, había llegado al lugar en el que tenía que estar según el plan original de Dios para él. Estaba en el palacio del faraón gobernando el país como el segundo al mando. Qué pasada. De verdad que Dios tiene planes buenos para nosotros también como lo fue para José.
Sin embargo, los planes de Dios llegaban aún más lejos que solo gobernar un país como vais a escuchar en la historia. Y para alcanzar el propósito final de Dios, José tuvo g g que afrontar aquello que le sucedió hacía tanto tiempo.
Lección
José fue nombrado gobernador por el faraón para realizar una tarea muy especial: administrar bien los alimentos durante los siete años de abundancia para que tuvieran qué comer durante los siete años de sequía y hambre. Y así lo hizo. Cuando hubo abundancia, José se encargó de ir almacenando alimentos en grandes almacenes a lo largo de todo el país. De manera que, cuando llegó la sequía todos en Egipto tenían qué comer.
Pero la sequía no llegó solo a Egipto sino también a todos los países alrededor, y uno de esos países fue Canaán donde vivía Jacob, la familia de José. Estaban pasando hambre y escucharon que en Egipto se podía comprar comida. Así que Jacob envió a los hermanos de José a comprar comida. Bueno, no a todos los hermanos. Benjamín, el hermano pequeño de José, se quedó con su padre.
Cuando los hermanos llegaron, tuvieron que presentarse donde José. José al verlos, los reconoció al instante. Sin embargo, sus hermanos a él, no. Cuando entraron en la sala donde estaba José, se inclinaron ante él como era la costumbre en aquel entonces. Y José se acordó del sueño sobre las gavillas que había tenido cuando era un niño. De cómo las gavillas de sus hermanos, se inclinaban delante de él. Un sueño que se estaba cumpliendo en ese momento.
También se dio cuenta José que su hermano Benjamín no estaba con ellos. Tenía que averiguar dónde estaba él y si estaba bien. Comenzó a hacerles preguntas: “¿De dónde venís?” De Canaán- respondieron los hermanos.
– ¿De Canaán? Entonces sois espías.
– No, no. No somos espías- se asustaron los hermanos- Somos 12 hermanos. El más joven está en casa con nuestro padre y el otro, …. el otro no está más. Se defendieron mucho para negar las acusaciones.
– Necesito que me traigáis pruebas de que me estáis diciendo la verdad. Volver a vuestra casa y traerme a vuestro hermano pequeño- les dijo José. Y a continuación, los puso en la cárcel. José quería saber si habían cambiado algo a lo largo de los años. Mientras estaban encerrados, hablaron entre ellos pensando que era un castigo de Dios por haber tratado a José tan mal.
Después de tres días, José los envío llamar. Le soltó y les envió de vuelta a su casa con los alimentos que habían venido a buscar y les dijo que cuando volvieran trajeran a su hermano pequeño. Así sabría que habían dicho la verdad. Pero Simeón se tendría que quedar para asegurarse que volvían.
Cuando los hermanos llegaron a su casa, le explicaron a su padre lo que había pasado y que tenían que llevar a Benjamín cuando fueran a por Simeón. Su padre no quería que se llevaran a Benjamín. Después de la muerte de José, era el único hijo que le quedaba de su esposa amada. Sin embargo, cuando el alimento que habían traído se acabó no tuvo más remedio que dejar que Benjamín volviera con ellos para traer más alimentos si no quería que sus hijos y bisnietos fallecieran. Sus hijos le convencieron rogando para que le dejara venir.
– Padre, deja que venga con nosotros. Cuidaremos de él. Te prometo que lo traeré de vuelta-le dijo Judá. Así fue como Jacob por fin dejó ir a Benjamín.
Cuando llegaron a Egipto por segunda vez, fueron llevados inmediatamente donde José. Cuál fue su sorpresa cuando vieron que Simeón estaba allí también sano y salvo. José entró a la sala y cuando vio a Benjamín, tuvo que salir de su presencia porque no puedo evitar las lágrimas por la emoción. ¡Su hermano pequeño estaba ahí! ¡ Después de tanto tiempo!
Los sentaron a la mesa ¡en orden de nacimiento! y a Benjamín le dieron las raciones más grandes. Los hermanos estaban muy sorprendidos. No entendían nada. Pero los hermanos mayores habían cambiado; no le envidiaron. Estaban agradecidos de que estaban todos juntos; con Simeón y Benjamín.
Al día siguiente, se prepararon para volver. José les había dado más comida y estaban contentos de que todo había salido bien y regresaban todos juntos. Sin embargo, de repente, aparecieron unos soldados que empezaron a registrar sus bolsas acusándoles de haber robado la copa del gobernador, José. Ellos gritaron proclamando que eran inocentes hasta que se la encontraron en la bolsa de Benjamín. Cuando los hermanos mayores vieron eso, no dejaron que se llevaran a Benjamín solo. Regresaron todos juntos.
Cuando José los vio, les preguntó severamente: “¿Por qué habéis hecho esto? ¿No pensabais que yo me daría cuenta? El hermano que tenía la copa debe de quedarse como esclavo” Los hermanos se defendieron aunque no comprendían que había pasado. Lo que no sabían era que había sido José quien había mandado poner la copa en la bolsa de Benjamín. Cuando Judá escuchó que Benjamín se tenía que quedar, le suplicó a José: “Señor, deje libre a Benjamín. Yo no quiero volver a casa sin él. Mi padre morirá de tristeza. Haz conmigo lo que quiera, pero deje irse a Benjamín”´El mismo Judá que había vendido a José.
En el momento que José escuchó esto, se dio cuenta de verdad que sus hermanos habían cambiado, y no pudo contenerse más. Echó a todos fuera de la sala y justo después de que la puerta se cerrara, se volvió hacia sus hermanos y dijo: “Soy José. ¿Vive mi padre todavía?” Los hermanos se asustaron y empalidecieron ¿éste era José a quien habían vendido como esclavo? ¿Qué iba a hacer ahora con ellos? ¿Se vengaría de lo que le hicieron?
Sin embargo, José les había perdonado. No les guardaba ningún rencor. Había entendido que Dios había previsto todo. “Dios me envió delante de vosotros para daros vida, para salvaros de morir de hambre” José les había perdonado hace tiempo. Les abrazó y les dijo:
– Quedan todavía cinco años de hambre. Volver a casa, contarle lo que ha pasado y traer a mi padre y a toda vuestra familia a Egipto. Viviréis aquí y yo cuidaré de vosotros.
Y así fue como sucedió. Los hermanos volvieron a Canaán donde le contaron a su padre que José estaba vivo, recogieron todo y regresaron a Egipto. El faraón supo que la familia de José había venido y les dio una tierra para que se establecieran. Y así, Dios preservó a la familia de Jacob y los libró de la hambruna.
Conclusión
¿Os imagináis lo que hubiese pasado si José no hubiera perdonado a sus hermanos? El plan de Dios no se hubiera logrado. Los sueños no se hubiesen cumplido, José no se hubiese reencontrado con su padre y con su hermano Benjamín. Y sobre todo, la familia de Jacob hubiese desaparecido del mapa debido al hambre.
No podemos dejar que el rencor contra personas que nos han hecho daño nos consuma. Debemos perdonar para no perder los planes que Dios tiene para nosotros. Las directrices de Dios nos protegen y nos guardan. La familia de José acabó en Egipto, en lugar donde había qué comer y vivió feliz mucho tiempo… hasta que se levantó un faraón que no conoció a José ni lo que había hecho en Egipto…. Y Dios volvió a intervenir para salvar a su pueblo.
Pero eso es una historia para otro día. Podéis saber de ello leyendo el segundo libro de la Biblia: Éxodo.
Resumen Génesis
Con el final de la historia de José, hemos llegado también al final del primer libro de la Biblia: Génesis.
Génesis significa “principio” porque explica el comienzo de muchas cosas: el principio del mundo, del hombre, del pecado y la separación de Dios, de las lenguas, de la familia de Abraham que llegó a ser el pueblo de Dios,…. Pero sobre todo, también nos muestra el principio del plan de Dios para salvarnos. La Biblia es Dios hablando al hombre a través de la historia.
De la misma manera que José no hubiese alcanzando el plan perfecto que Dios tenía para él y su pueblo si hubiese seguido su propio camino, lo mismo nos puede pasar a nosotros. Lee la Biblia a menudo para conocer los planes buenos que tiene Dios para ti. Dios te ama. Nunca lo olvides.
Versículo
Perdonad, y seréis perdonados
Lucas 6:37
Actividades
- Antes de nada, recordar que hoy domingo es el último día de plazo para participar en el Concurso de Arte de la Costa Daurada. Lee bien las bases del concurso y no tardes en hacernos llegar tu obra.
- Lee el final de la historia de José en la Biblia: Génesis 42:1-47:31.
- ¿Cuántos versículos te has aprendido desde que se comenzó esta serie? Guárdalos en tu mente y tu corazón y deja que Dios te lo recuerde cuando lo necesites.
- Decora vasos de cristal y hazte una copa digna del faraón. Aquí te propongo dos maneras. Ambas son muy fáciles y solo necesitarás esmalte de uñas: Efecto marmolado y propuestas imaginativas.
- ¿Has visto la canción? Divertida ¿verdad? ¡Prueba a bailarla hasta que te la aprendas!
- ¿Hay alguna persona sobre la que no pienses bien? ¿Te pone de mal humor cuando te viene a la mente? Cuéntale a Dios lo que tienes contra esa persona y pídele que te ayude a perdonarla. Los malos sentimientos nos alejan de Dios y de los planes buenos que Él tiene para nuestra vida.
- Juega a la «ardilla y la cueva«. Pero en vez de hacer preguntas para conoceros, pedir a vuestros familiares que os escriban preguntas sobre las historias que habéis aprendido.
- ¿Has escrito o dibujado los sueños que te propusimos en la lección anterior? No te olvides de documentar aquello que Dios te va hablando. Es una manera de recordar cómo Dios obra a lo largo de los años.
¿Y ahora qué?
- Saca fotos de las actividades o grábalos en vídeo y publícalas en el grupo de WhatsApp de tu iglesia o en el grupo de Facebook.
- Comparte en los comentarios abajo qué fue lo que más te gustó o si tuviste que modificar para adaptarlo y por qué razón o si se te ocurrió alguna actividad distinta sobre el tema. Quizás inspires a otros en tu misma situación.
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Más información
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